
De la desconexión al vínculo enraizado:
un viaje hacia el interior para sostener la vida y relaciones que deseas vivir
Desde mi infancia, mi vida estuvo marcada por la confusión y la inseguridad. Crecí en un entorno familiar donde el amor y el cuidado a menudo se veían eclipsados por la violencia, la mentira y el abuso emocional.
Sobreviví a este entorno aprendiendo a reprimir mis emociones, a esconder partes de mí misma que no encajaban con lo que se esperaba de mí o era seguro en mi entorno, y adopté una actitud cuidadora, madura y obediente con mi familia; mientras que en sociedad compensaba con conductas adictivas, desafiantes y el autoabandono.
A lo largo de mi niñez y adolescencia viví mucha inseguridad en mis vínculos y la confusa sensación de no pertenencia.
Aprendí a leer las necesidades de otros antes que las mías, a priorizar el vínculo por encima de mi verdad.
Y, sin darme cuenta, empecé a dejarme sola. No fue de golpe. Fue poco a poco…
Todo ello fue alimentando mi ansiedad y baja autoestima, así como una elevada autocrítica, que fomentaban un estado habitual de culpa y vergüenza.
A mis 21 años falleció mi madre, tras un largo proceso de enfermedad, y quedó en mi un profundo vacío. Tomé distancia y perspectiva en Singapur por 1 año, dónde viajé por el Sudeste Asiático, conocí a mi pareja y posteriormente juntos, nos trasladamos a vivir a Irlanda, dónde nos convertimos en madre y padre.
Sintiéndome impotente y abrumada ante la responsabilidad de criar a nuestra hija e hijo, lejos del legado de violencia y soledad que viví en mi niñez, elegí iniciar un camino de transformación para comprender y liberar mis heridas y traumas, y me formé en varias disciplinas que me aportaron nuevas herramientas y maneras de relacionarme conmigo y los demás:
Con la ayuda de la Comunicación NoViolenta y la consciencia de las dinámicas de poder, me nutro de una nueva forma de relación que me ayuda en mi cotidianidad para establecer vínculos seguros, resolver conflictos desde la conexión, poner límites saludables, comunicarme de manera asertiva, escuchar con intención y construir relaciones basadas en la empatía y la conexión.
Inicié la sanación e integración de mi(s) niña(s) interior(es) accediendo a las partes fragmentadas de mi Ser, aprendiendo a darles voz, lugar y comprensión. Me di cuenta de que dentro de mí habitan una rica diversidad de experiencias y emociones, y que cada parte de mí tiene su propia historia que contar y pertenece a un todo integral, completo y valioso.
Comprendí la importancia de liberar el trauma desde el cuerpo y su influencia en mis reacciones automáticas y relaciones, aprendí herramientas neurosomáticas que me apoyan ante situaciones y personas que me activan en mi día a día y que me muestran dónde necesito todavía sanar, así cómo a regular mi sistema nervioso para devolverle seguridad, creando capacidad para sentir y encontrando maneras saludables de expresar mis emociones.
Desde mi propia travesía, descubrí que el enfoque cuerpo-mente-intuición es una puerta poderosa hacia la transformación.
El trabajo integrativo ha sido mi aliado fundamental en mi proceso de resolución del trauma, en la construcción de relaciones auténticas y el fortalecimiento del apego seguro conmigo misma.